Prof. Dr. Gabriel Esteban Acevedo*
* Miembro Titular de la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba, Sitial “Salud Pública”.
Médico especialista en Salud Pública y en Epidemiología. Experto en Gestión de Unidades Clínicas (Escuela Nacional de Sanidad, España). Magíster en Gerencia y Administración de Servicios de Salud y Doctor en Medicina y Cirugía (UNC, Argentina).
Profesor Titular Plenario de la Cátedra de Medicina Preventiva y Social (UNC).
Director de la Carrera de Especialización en Epidemiología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
La inmunización es el proceso que hace que una persona sea inmune o resistente a ciertas enfermedades, generalmente a través de una vacuna. Las vacunas ayudan al sistema de defensas del cuerpo a prepararse para combatir infecciones o enfermedades futuras. Son una de las herramientas de salud más efectivas y económicas que tenemos, porque previenen enfermedades que de otro modo podrían ser graves, causar discapacidad o incluso la muerte.
Gracias a las vacunas, hemos logrado erradicar enfermedades como la viruela y reducir de manera importante la cantidad de casos y muertes de otras enfermedades peligrosas, como el cáncer de cuello uterino, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la parotiditis, la difteria, el tétanos, la tos ferina, la hepatitis A y B, neumonías bacterianas, diarreas por rotavirus y meningitis bacteriana, entre muchas más.
Es importante recordar que los beneficios de la vacunación van mucho más allá de proteger a cada persona de forma individual; también ayudan a proteger a toda la comunidad. Esto se conoce como «inmunidad colectiva» o «efecto rebaño». Si una parte suficientemente grande de la población se vuelve inmune, una enfermedad contagiosa tendrá menos posibilidades de propagarse de una persona a otra, ya que la mayoría de la gente estará protegida. Esto significa que, aunque aún puedan aparecer pequeños brotes, estos se controlarán rápidamente y podrían incluso desaparecer. En algunos casos, se puede llegar a eliminar o erradicar completamente una enfermedad.
Además, la inmunidad colectiva también protege a quienes no pueden vacunarse, como las personas con ciertas condiciones médicas, los niños demasiado pequeños para recibir ciertas vacunas y quienes, debido a otra enfermedad o a ciertos tratamientos, no pueden desarrollar una respuesta inmunológica fuerte a la vacuna. Así, al vacunarse, cada persona contribuye a la protección de quienes son más vulnerables en la comunidad.
La reciente pandemia de COVID-19 nos recordó lo importante que es la vacunación como herramienta de salud pública para enfrentar epidemias o pandemias. Se estima que las vacunas previenen 4,4 millones de muertes cada año1. Sin embargo, en muchos países, incluida Argentina, la cantidad de personas que se vacunan está disminuyendo. Esto pone en peligro la inmunidad colectiva que protege a la comunidad y aumenta el riesgo de que las enfermedades se propaguen, especialmente en un mundo tan interconectado como el nuestro2.
Argentina tiene un calendario de vacunación muy completo y gratuito, uno de los más amplios de la región. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado una caída en las tasas de vacunación en varias inmunizaciones, lo que puede verificarse cuando se analiza la evolución de la cobertura alcanzada en nuestro país para las vacunas denominadas «trazadoras» por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), utilizadas para medir y monitorear la cobertura de vacunación en los países de la región de las Américas. Estas vacunas trazadoras son indicadores clave, ya que su cobertura refleja la efectividad de los programas de inmunización y la equidad en el acceso a los servicios de salud. Las vacunas consideradas como trazadoras cuya cobertura analizamos seguidamente son: DTP3 (Difteria, Tétanos, y Pertussis en su primera y tercera dosis); Vacuna contra el Sarampión (primera y segunda dosis); Vacuna Antipoliomielítica Inactivada (primera y segunda dosis); Vacuna antineumoccica conjugada (1° dosis 2° dosis y dosis final); Vacuna contra Haemophilus influenzae tipo B (Hib); y la Vacuna anti-Hepatitis B (dosis al nacer y 3° dosis)3.
Como puede observarse en el cuadro 1, elaborado con datos publicados por la OPS/OMS, en Argentina, en el año 2023, se logró una muy baja cobertura en la mayoría de las vacunas consideradas como trazadoras.

Cabe señalarse aquí que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una cobertura de vacunación del 95% o más es el nivel óptimo para lograr la inmunidad de grupo y evitar la propagación de enfermedades prevenibles por vacunas. Este porcentaje es especialmente relevante para enfermedades altamente contagiosas, como el sarampión y la rubéola. Alcanzar o superar este umbral permite controlar la transmisión de agentes infecciosos y protege a aquellos que no pueden vacunarse por razones de salud, como personas inmunocomprometidas. Para otras enfermedades, los niveles óptimos de cobertura pueden variar ligeramente, pero el objetivo general de la OMS es mantener coberturas de vacunación por encima del 90% en todas las inmunizaciones críticas en la mayoría de los países4.
Si bien, múltiples estudios dan cuenta de una reducción en numerosos países, incluso en aquellos con un sistema de salud de cobertura universal como el del Reino Unido5, resulta llamativo y sanitariamente relevante que las coberturas alcanzadas en la Argentina en el año 2023 sean inferiores, en todas las vacunas trazadoras, al promedio de cobertura de los países de la región de las américas y estén muy por debajo de las alcanzadas en países limítrofes como Chile y Uruguay que tienen coberturas superiores al 95% en la mayoría de las vacunas mencionadas6.
Como puede observarse en la figura 1, a continuación, las coberturas alcanzadas en Argentina en 2023 acentúan la tendencia observada en los últimos años para la vacuna BCG y las vacunas trazadoras que contienen DTP. También muestra la población objetivo administrativa reportada por el país en el mismo eje, para permitir comparaciones entre el número de dosis aplicadas y la población objetivo para un año determinado. Las barras azules representan la cobertura de vacunación con DTPCV3, mientras que las líneas muestran el número de dosis administradas para BCG, DTPCV1 y DTPCV3.

Existe sobrada evidencia sobre que la cobertura de vacunación es el mejor indicador del nivel de protección que tendrá una población contra las enfermedades transmisibles que se pueden prevenir mediante vacunación y que el seguimiento de la cobertura permite identificar posibles descensos de la inmunidad antes de que aumenten los niveles de enfermedad, por lo que esta disminución sostenida de la cobertura de vacunación en Argentina, debe motivar el estudio y análisis de los factores que pueden explicarla, a efectos de diseñar intervenciones que contribuyan a revertir la tendencia.
Entre los diversos factores que condicionan la vacunación, en nuestro país debería prestarse especial atención a los siguientes:
Acceso y desigualdades geográficas: Argentina es un país extenso y con diversidad geográfica, lo que genera dificultades logísticas en el acceso a los servicios de vacunación, especialmente en áreas rurales, zonas de difícil acceso y provincias con menor infraestructura de salud. En estos lugares, la distribución y almacenamiento de vacunas puede ser complejo, afectando la consistencia y cobertura de los programas de inmunización.
Factores socioeconómicos: La situación económica de las familias y de las provincias influye en la cobertura de vacunas. En áreas de bajos ingresos, la falta de transporte, problemas laborales y el acceso limitado a la información pueden dificultar la asistencia a los centros de salud. Además, en tiempos de crisis económica, pueden surgir interrupciones en el suministro y disponibilidad de vacunas.
Reticencia a la vacunación: Al igual que en otros países, Argentina ha experimentado un aumento en la reticencia a las vacunas. Factores como la desinformación, la influencia de movimientos antivacunas y las dudas sobre la seguridad de las vacunas han afectado la confianza de algunas personas en el sistema de inmunización, lo cual reduce la tasa de vacunación en ciertos grupos poblacionales.
Estrategias de comunicación y educación: Las estrategias de educación y comunicación sobre la importancia de la vacunación también juegan un papel crucial. La falta de acciones efectivas para informar a la población sobre los beneficios de la inmunización y los riesgos de enfermedades prevenibles puede llevar a una menor cobertura, especialmente en comunidades con barreras culturales.
Problemas logísticos y de suministro: La cadena de suministro y la infraestructura de refrigeración para el almacenamiento de vacunas presentan retos adicionales. Aunque Argentina tiene una estructura nacional de distribución, algunas zonas presentan fallas en la infraestructura necesaria para asegurar que todas las vacunas lleguen en óptimas condiciones, especialmente en áreas de climas extremos.
Estos factores, debieran ser debidamente considerados al momento de definir las estrategias de inmunización con nuevas vacunas, tales como las aplicadas este año contra el Dengue y el virus Sincicial respiratorio, y muy especialmente en la vacunación para Dengue (QDENGA®), que por las características epidemiológicas de distribución de la enfermedad, por tratarse de una vacuna no incluida en el calendario nacional de vacunación y, la aún escasa evidencia sobre su eficacia clínica y efectividad en personas mayores de 16 años y la carencia de datos sobre su inmunogenicidad, eficacia clínica, seguridad y efectividad en personas mayores de 60 años.
Los datos sobre la evolución de la cobertura de vacunación en Argentina muestran claramente que revertir la situación actual es un gran desafío. Este reto debe ser prioritario no solo para las autoridades de salud, sino también para el personal de salud, los investigadores, académicos y toda la sociedad. Para recuperar las tasas de vacunación, es necesario aplicar intervenciones que aborden múltiples aspectos a la vez, orientadas a mejorar el acceso, la equidad y la aceptación de las vacunas, resultando especialmente importante prestar atención a las personas que viven en situación de pobreza y en áreas rurales, donde las tasas de vacunación son aún menores que el promedio nacional.
Referencias
- Aysegul Humeyra Kafadar, Serena Sabatini, Katy A. Jones, Tom Dening, Categorising interventions to enhance vaccine uptake or reduce vaccine hesitancy in the United Kingdom: A systematic review and meta-analysis, Vaccine, Volume 42, Issue 25, 2024, 126092, ISSN 0264-410X, https://doi.org/10.1016/j.vaccine.2024.06.059.
- OPS/OMS, UNICEF. (2023). Estimaciones de la Cobertura Nacional de Inmunización. Disponible en: https://www.who.int/data/gho/data/indicators/indicator-details/GHO/immunization-coverage-estimates-by-antigen
- Organización Panamericana de la Salud. (2017). Herramientas para el monitoreo de coberturas de intervenciones integradas de salud pública. Disponible en: https://iris.paho.org/handle/10665.2/34511
- Organización Mundial de la Salud (OMS) – Organización Panamericana de la Salud (OPS). Inmunización a lo largo del ciclo de vida en la Américas. Disponible en: https://paho-cim.shinyapps.io/immunization-dashboard/
- NHS. Estadísticas de cobertura de vacunación infantil, Inglaterra, 2023-24. Disponible en: https://digital.nhs.uk/data-and-information/publications/statistical/nhs-immunisation-statistics/england-2023-24
- Organización Panamericana de la Salud (2022). Boletín de Inmunización. Disponible en: https://www.paho.org/es/temas/inmunizacion