Semblanza póstuma. Dr. Pedro Saracho Cornet (†)

Noticia inesperada, falleció el Dr. Pedro Saracho Cornet (†) médico cirujano, aunque natural a la naturaleza humana, es un hecho que conmueve la conciencia de los valores fundamentalmente en el orden de la bioética.

Idóneo especialista en la cirugía pediátrica. Asentado en el cultivo de las normas y valores bioéticos en el ejercicio de la medicina, desde la investigación y el conocimiento epistemológico y ontológico a su ejecución en la realidad del compromiso diario.

Ejerció las normas y valores bioéticos. Enseño, promovió, desde el quirófano, la cátedra, universidad, entidades deontológicas, Academia de Ciencias Médicas.

Dejo discípulos, oriento con ejemplos y razones a quienes así los requerían, sus escritos testimonian sus valores. Estos antecedentes de valores bioéticos desde su compromiso en el hacer no deben ser olvido con su desaparición física. 

La conducta, sus conceptos, enseñanzas deben trascender al tiempo, fundamentalmente en momento de relativismo subjetivo, cambios profundos en la conducción de la ciencia (relativismo en continuo distanciamiento de valores, normas y principios que hacen al valor ontológico de la naturaleza humana.

La identidad fue una construcción en valores direccionando su futuro de hombre comprometido con el ser y el hacer, desde un sentido del bien aristotélico. Fueron su sí lugar para hacer: hospital, universidad, instalaciones deontológicas, Academia de Ciencias Médicas, sustentados por sólida estructura familiar que formo como expresión de unidad de su compromiso comunicativo.

La actuación era manifestación de su ser, que le permita trascender de sí mismo en lo asistencial: ciencia aplicada desde normas y valores de bioética, sentido interpretado desde un sí mismo con formación de principios cristianos. Es que los valores bioéticos son “tema de nuestro tiempo” frente a tantas ambigüedades.

Su actuación acordaba a como era (su hacer) pero también ese hacer lo caracterizaba.

Su lamentable muerte no nos debe dejar en la “nada” de su saber y hacer en la toma de decisiones. Desde la propia singularidad el hombre trasciende su “nada” biológica hacia dos destinos: de infinitud (así lo querrá Dios) y tiempo del mundo, aleatorio, pero enriquecido desde ese su lugar, legado en nosotros mantener y cultivar sus saberes fundamentalmente en normas para el logro de acciones con valor bioético. Sea el superar esa “nada” un homenaje ajustado a razón y gratitud.

Acad. Adolfo Uribe Echevarría

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